Los vinos checos cobran mayor fuerza y cosechan éxito
Ni aún a un aficionado al vino le resulta difícil admitir que la República Checa es más famosa por sus cervezas que por sus vinos, porque es bien sabido que sus ciudadanos son los mayores consumidores de la bebida fermentada de grano con unos 160 litros per cápita por año en promedio. Al mismo tiempo, los checos toman alrededor de 20 litros del caldo extraído de uva cuya gran mayoría es de origen importado. Últimamente, sin embrago, se observa que existe una tendencia a un aumento considerable del consumo del vino mientras el consumo de la cerveza está sufriendo paulatinamente una pequeña disminución. (Hace dos décadas el consumo anual per cápita del vino llegaba apenas a 5 litros y en aquel tiempo el consumo de la cerveza alcanzaba un promedio de 167 litros por persona).
Este país de Europa Central (territorio: 78.866 km², población: 10,5 millones, capital: Praga) cuyas tierras pertenecían durante largos siglos al imperio de los Habsburgo se independizó – junto con los territorios de los eslovacos – en 1918 al ser fundado Checoslovaquia. En 1993 esta entidad se dividió en dos estados nuevos siendo uno de ellos la República Checa que consta de tres regiones: Bohemia, Moravia y Silesia. El relieve del país está formado por cadenas paralelas montañosas con varias horcaduras largas y laterales. Su clima es determinado por estar lejos de mares y ser afectado por los frentes que traen masas de aire tanto polar como tropical. Las precipitaciones son moderadas (508 mm al año) pero a pesar de su escasez la humedad relativa es alta (71,2%) debido a la temperatura media anual baja (7,8 °C). La vegetación dominante es el bosque mixto de planifolias y coníferas.
El cultivo de la vid en el actual territorio del país también viene siendo una tradición desde hace muchos siglos y sus elementos culturales vienen estando presentes en las variadas manifestaciones folclóricas y artísticas de sus respectivas regiones. El primer documento que refiere a la vitivinicultura local se data del 1057 y enlista los viñedos y los productores del pueblo de Litomerice que se ubica por encima de la confluencia de los ríos Ohre y Labe (Elba) en la parte noroccidental del territorio nacional. En épocas posteriores el cultivo de la vid y la elaboración del vino estaban relacionados con la propagación del cristianismo y fueron los ordenes benedictinos y cistercienses que se dedicaron con el mayor empeño a esta actividad. En el 1355 se legisló el registro obligatorio de los viñedos en Moravia y en el 1358 se promulgó una ley para promover la creación de viñedos en todos los terrenos aptos para el cultivo de la uva en Bohemia. La extensión de las plantaciones ha crecido siglo a siglo y según un dato archivado de 1678 en Moravia sobrepasó los 18 mil hectáreas. Durante los siglos siguientes la vitivinicultura del país ha experimentado una notable caída debido ante todo al cambio de hábitos de beber de los checos y también a la fuerte competencia de los vinos húngaros en el mercado liberalizado de la Monarquía Austro-Húngara. El decrecimiento tocó fondo en el 1930 con una superficie de menos de 4 mil hectáreas. El sector pudo tomar nuevo rumbo tras la recuperación de los viñedos solo en los años 1960 cuando la extensión de ellos ha crecido a una tasa media anual considerable y posteriormente se estabilizó entorno a 13 a 17 mil hectáreas.
Actualmente, la República Checa tiene una superficie total de viñedos de unas 18 mil hectáreas y la producción anual de vino oscila entre los 450 y 550 mil hectolitros. Según se encuentra estipulado en la Ley del Vino del 2004 en el país hay 2 regiones vinícolas denominadas: Moravia (Vinarská oblast Morava) y Bohemia (Vinarská oblast Cechy). En ellas se cultiva para vinificación una veintena de variedades entre las cuales las que tienen la mayor participación son las blancas Muller Thurgau (12%), Veltlínské zelené/Gruner Veltliner (11%), Ryzlink vlassky/ Welschriesling (9%) y las rojas Svatovavrinecké/Sankt Laurent (9%), Frankovka/Blaufrankisch (7%), Zweigelt (6%). Los vinos blancos representan casi las 2/3 partes de la producción total. Se elabora tradicionalmente en cantidades significantes espumosos y gran parte de los checos los prefiere a los importados. (La empresa de mayor renombre es la Bohemia Sekt que produce 25 millones de botellas al año). Aprovechando que en algunos inviernos la temperatura baja puede ser prolongada, desde hace un decenio y medio se viene elaborando vinos de hielo también (producción en 2010: 16,5 mil litros).
Alrededor de 95% de la producción de uva de la República Checa se concentra en la región de Moravia que se ubica en la parte sudoriental del país (localizada entre las latitudes 48º40? y 49º20? norte) y tiene cuatro subregiones: Znojmo, Velké Pavlovice, Mikulov y Slovácko. Todas ellas gozan de excelentes condiciones para el cultivo de la vid tales como la configuración de relieve de las viñas ideal, el variado suelo (arcilla, piedra caliza, loess, arena) y el clima continental moderado (temperatura media promedio en los meses de marzo a octubre: 12,3°C) dando éstas un carácter particular a los vinos blancos en especial en cuanto a mineralidad y acidez.
La región de Bohemia – que es una de las zonas ubicadas en el límite septentrional del cultivo de la vid en el continente viejo (localizada arriba de la latitud 50º 00?) – tiene dos subregiones: Melnik y Litomerice. La mayoría de los viñedos se estableció principalmente en las pendientes expuestas al sur de las colinas cercanas a los rios Labe, Ohre y Vltava (Moldava). La gran parte de ellos se asienta en suelos de piedra caliza, basalto y depósitos fluviales. Durante mucho tiempo se cultivó extensamente la Pinot Noir (Rulandské modré) pero últimamente la variedad principal es la Muller Thurgau que es un cruce entre la Riesling y la Silvaner creado a finales del siglo antepasado (se caracteriza básicamente por ser más resistente y por adaptarse muy bien a condiciones de clima y de suelo variadas).
Para la promoción de los vinos de las dos regiones en las botellas se utiliza las etiquetas “Vinos de Moravia” y “Vinos de Bohemia” que son garantía de autenticidad y calidad comprobada por un comité estatal.
En ambas regiones la oferta enoturística es bien tentadora. En las ciudades de Melnik y Karlstejn (Bohemia) y de Mikulov y Znojmo (Moravia) en el mes de septiembre anualmente se celebra una gran fiesta de vendimia tradicional con muchísimas actividades. Además de poder degustar una amplia gama de los mejores vinos locales se abre la oportunidad de tomar también unas copitas de “burcák” que es la bebida típica de la temporada. Se trata del mosto de uvas blancas que está en la fase activa de fermentación y es sacado del tanque unos días después del inicio del proceso cuando el azúcar y el alcohol se mantienen en cierto equilibrio sensacional. A la vista es turbio y de color amarillo pajizo con tonos verdosos, en boca desarrolla buena intensidad de un dulzor persistente y se confirma la paleta aromática de la uva en cuya base ha sido elaborado. (La respectiva ley establece que se lo puede comercializar solo entre el 1 de agosto al 30 de noviembre del año de la cosecha).
La República Checa tiene un Centro Vinícola Nacional (Národní Vinarské Centrum) que es una organización sin fines de lucro y tiene el objetivo de promover la cultura de la vid y del vino. Su sede se encuentra en Valtice (Moravia) y la alberga el majestuoso palacio de esta ciudad histórica que pertenece al Patrimonio Cultural de la Humanidad. El recinto se extiende en una zona donde se erigía en el siglo XII un imponente castillo de frontera y en el XIV el linaje de los Lichtenstein se hizo con una parte de estos dominios. En el siglo XVI ha sido convertido en un palacio manierista y a principios del XVIII adquirió su aspecto actual. Es una de las muestras más importantes de arquitectura de estilos barroco y neogótico del país que ofrece un atractivo singular a los miles de turistas que los visiten (y también a los miembros del jurado del concurso internacional checo “Gran Prix Vinex” que se celebra a principios de cada año en una de sus grandes alas).
Este año el Gran Premio del concurso nacional checo “Salón del Vino” en el cual han participado 464 muestras de 85 bodegas ha sido otorgado al Ryzlink vlassky de 2009 de la bodega Chateau Valtice (Vinné Sklepy Valtice). Este blanco de color amarillo paja con buen brillo ha sido elaborado a partir de uvas seleccionadas de los viñedos de Dolní Dunajovice en la subregión de Mikulov. A la nariz presenta finas aromas a frutas maduras (manzana, pera) y a flores blancas (acacia, tilo). En boca se destacan la mineralidad (piedra caliza) y la potente acidez. Tiene buena estructura y apacible complejidad. Final sustancioso y prolongado con marcado carácter de la variedad. (Precio: USD 20,00) Puede ir muy bien con el plato típico nacional (vepro knedlo zelo) que contiene carne de cerdo asada, bolas de masa de harina cocidas y col blanca fresca o fermentada.
Fotos: Cortesía de: wineofczechrepublik.cz; utajanlo.hu
Dr. József Kosárka
10.07.2012
agosto 8th, 2012 a las 9:05 am
Muy interesante este tipo de informacion, en lo personal desconocia acerca de la tendencia de la Rep. Checa y la foto del viñedo esta muy interesante. Me gustaria poder tener cualquier tipo de informacion acerca de lo que pasa con la gastronomia i bebidas en general. Me dedico a promover la cultura del vino y todo esto son herrramientas de trabajo que nos hacen ser competentes. Buen dia